Llegan las vacaciones del verano, para la mayoría de la gente una época de descanso y relajación; sin embargo, casi un tercio de los trabajadores no consiguen desconectarse por completo de sus actividades laborales
Llegan las vacaciones de verano, el momento más esperado por mucha gente para descansar después de un largo año de trabajo. Hay, sin embargo, numerosas personas para las cuales desconectar y relajarse resulta -aunque suene paradójico- una tarea complicada.
Según un informe de la empresa de empleo temporal Randstad publicado en 2019, el 30% de los trabajadores no consigue desconectar de sus tareas laborales durante sus vacaciones. ¿A qué se debe esta imposibilidad? La mitad de estas personas afirma que no es capaz de desvincularse mentalmente de los asuntos de su trabajo.
Esto se debe, sobre todo, a esa especie de inercia generada por las rutinas cotidianas, las presiones laborales y otras actividades que acaparan el tiempo a lo largo de casi todo el año. De hecho, muchas personas sufren -o están en el límite- de problemas como el síndrome de burnout o la adicción al trabajo.
Se estima que el burnout (también conocido como síndrome de desgaste profesional o del “trabajador quemado”) afecta al 10% de los trabajadores, y se define como el “agotamiento mental, físico y emocional producido por la involucración crónica en el trabajo en situaciones con demandas emocionales”.
La adicción al trabajo y sus riesgos
La adicción al trabajo, en tanto, no se manifiesta en forma de desgano o desinterés hacia las tareas laborales, como sucede con el burnout, sino en lo contrario: una dedicación obsesiva y compulsiva a esas tareas.
Hasta un 12% de los trabajadores en España son adictos al trabajo. Según la Organización Internacional del Trabajo, el 8% de los trabajadores de nuestro país destina más de doce horas diarias a trabajar. Más de 60 horas a la semana. Trabajar más de 50 horas semanales ya es indicio de una posible adicción.
El caso es que estas situaciones generan muchos perjuicios. Uno de los principales es el deterioro de la vida social y familiar, además de los elevados índices de estrés, con el consiguiente riesgo de padecer de trastornos de ansiedad y depresión y otros problemas de salud.
Consejos para disfrutar de las vacaciones
Y todo esto puede llevar a que las vacaciones no se disfruten. Algo que puede agravar aún más tales problemas, tanto los de salud como los de los vínculos con otras personas. Es por eso que muchas organizaciones y especialistas en salud enumeran una serie de consejos para relajarse y disfrutar durante las vacaciones de verano. A continuación, algunas de las más importantes.
1. Dejar el trabajo terminado
En lo posible, se debe intentar que al salir de vacaciones no queden tareas interrumpidas o pendientes. Eso ayuda a la mente a despejarse y no enredarse en pensamientos relacionados con cuestiones que quedaron por hacer.
Por desgracia, esto no garantiza la desconexión: para un tercio de las personas que no logran desligarse del trabajo durante vacaciones, según el citado informe de Randstad, el principal motivo es que desde las empresas se ponen en contacto con ellas, a través de mensajes de WhatsApp, llamadas telefónicas o correo electrónico.
Pero lo deseable es hacer un cierre antes de la llegada del periodo vacacional. Aun así, de acuerdo con el mismo documento, desconectarse por completo del trabajo no es tan fácil. Sobre todo para los más jóvenes: el 38% de los menores de 25 años necesita entre una y dos semanas para lograrlo.
2. Procurarse una “desintoxicación” digital
En un estudio académico publicado en 2018, dos psicólogas que trabajan para Google hicieron un elogio de la “libertad de desconectarse” de los teléfonos móviles y otros dispositivos digitales, que tan asociados están con el trabajo (sobre todo en tiempos de tanto teletrabajo, consecuencia de la pandemia de COVID-19).
El artículo valoraba especialmente el llamado JOMO, acrónimo de ‘joy of missing out’, es decir, la “alegría de perderse cosas” (como lo opuesto al FOMO, el “miedo a perderse cosas” por no estar conectado a internet). En el ámbito laboral, sería la alegría de poder olvidarse durante algunos días de lo que sucede en el trabajo.
La Asociación Estadounidense del Corazón publicó un texto en el que también reivindica el JOMO, y señala sus beneficios: disfrutar más de cada momento, lograr una comunicación más profunda con el entorno y las personas con las que uno se encuentra, incluso aburrirse un poco, un elemento valioso para la imaginación y la creatividad.
3. Hacer cosas que den placer
Para muchos suena como una obviedad, pero para los adictos al trabajo (o quienes están cerca de sufrir esa adicción) el tiempo dedicado al ocio, al descanso o a cualquier otra actividad que no sientan como “productiva” les parece tiempo perdido. Además del estrés que esto genera, les impide hacer cosas por el mero placer de hacerlas.
Lo aconsejable, en cambio, es que cada persona pueda dedicar tiempo a hacer lo que le guste: leer un libro, jugar a cualquier clase de juegos, cocinar, dar paseos, etc. Y todo esto vale, por supuesto, tanto para cuando se está de viaje como para los días de vacaciones en casa.
4. Evitar las prisas y las demasiadas actividades
Las rutinas de la mayor parte del año implican para muchas personas una agenda muy cargada, que casi no deja tiempo entre unas y otras actividades. A veces, esto lleva, de forma casi inconsciente, a programar las vacaciones de la misma forma: con muchas cosas por hacer, planes, horarios, prisas, etc.
La mejor forma de relajarse durante las vacaciones es ir en sentido contrario. No sobrecargarse de actividades, no correr de un lado al otro, tratar de olvidarse de los horarios. Dejar de lado el ritmo frenético del resto del año es clave para el buen descanso y la desconexión.
5. Tener cuidado con los excesos
El tiempo de vacaciones a menudo se relaciona con ciertos excesos, sobre todo a la hora de comer y beber. Pero conviene tener cuidado también en este sentido, porque un consumo demasiado elevado de grasas saturadas, alcohol, tabaco u otras sustancias puede ser contraproducente.
Tales excesos pueden aumentar los índices de estrés del organismo, además de que pueden generar malestar digestivo y pesadez. Por su parte, la demasiada cafeína y el azúcar pueden acarrear dificultades para dormir, lo cual también es perjudicial, por supuesto, para el objetivo de relajarse y disfrutar de este periodo.
6. Mantener la actividad física
Está claro que el objetivo de las vacaciones es el descanso. Pero eso no quiere decir que no se pueda realizar actividad física y poder disfrutar de sus beneficios. No tiene por qué ser deporte o ejercicios intensos, desde luego: caminar o practicar yoga son excelentes formas de mantenerse en movimiento.
Además, el tiempo de vacaciones puede ser una oportunidad para acercarse a la naturaleza y dar paseos por el bosque o el campo, o simplemente para disfrutar de paisajes y aires nuevos, que ayuden a “recargar pilas” y a sentirse mejor.
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