miércoles, 15 de julio de 2020

Sin pausa del café ni 'afterwork': las carencias personales del teletrabajo también pasan factura

La revolución tecnológica a la que se dirigen la mayoría de empresas tras la pandemia necesita potenciar aún más las relaciones humanas para prevenir riesgos laborales y no caer en la "telefatiga"

— No solo enferma el virus: estrés, pérdida de sueño y otros desgastes en la salud de los trabajadores durante la pandemia


Estrés, pérdida de sueño, inseguridad salarial y un aumento en el consumo de sedantes. La cara B del teletrabajo impuesto desde el estado de alarma ha tenido consecuencias evidentes –como las mostradas en este estudio– y otras que, aunque no lo son tanto, también minan el bienestar laboral, según los psicólogos. La socialización con los compañeros forma parte de la rutina diaria de muchas oficinas y ya sea en forma de afterwork, de pausa para el café o de lluvia de ideas en equipo, aligera la jornada y levanta el ánimo.

En la mayoría de empresas estos contactos han sido sustituidos por citas telemáticas, pero en otros casos han desaparecido del todo. Aunque es difícil medir el impacto de esta carencia en el trabajador, prácticamente todos los estudios previos a la pandemia revelan la importancia que se da en nuestro país a las relaciones en el entorno laboral, teniendo en cuenta que es donde la masa asalariada pasa al menos un tercio de su día.

Hace unos años, la empresa de trabajo temporal Randstad publicó una encuesta realizada en 30 países y en la que los españoles valoraban en un 70% la importancia de tener una "buena relación" en el círculo laboral. Otra, realizada por la empresa de tecnología de recursos humanos Bizneo HR, revelaba que la amistad en el trabajo aumentaba la productividad hasta siete veces más y, según LinkedIN, los empleados creen que el trato con compañeros ayuda a estar más motivados (45%), a ser más felices (45%) y a producir más (27%). No obstante, la posible presencia del virus en las oficinas ha alterado estas cifras en los últimos meses.

Ahora, un 77% de los trabajadores españoles –según Adecco– prefiere potenciar el trabajo desde casa. Eso sí, de manera combinada con el presencial, como opina Marta, nueva encargada de la comunicación de una empresa de eventos deportivos. Se incorporó al puesto dos días antes del estado de alarma y aún no ha tenido oportunidad de ponerle cara a la mayoría de sus compañeros. "No es un secreto que eso me ha lastrado a distintos niveles", reconoce esta extremeña afincada en Barcelona.

"Por un lado, en lo personal. Yendo a la oficina todos los días creas un clima de confianza con bromas y comentarios que ayudan a mejorar ambiente de trabajo. Ahora no. Mis conversaciones se limitan a lo estrictamente laboral", explica. "Por otro lado, creo que tampoco me ha permitido ubicarme ni medir fuerzas en el organigrama de la empresa: saber quién es jefe y quién no, qué hacen exactamente o el rol que desempeña cada uno", remata.

Desiree, por su parte, lo nota más en la parte creativa. Ella, gerente del área de márketing de una gran firma de alimentación, reconoce que las reuniones por Zoom no son tan efectivas como las presenciales. "Noto que los trabajadores muchas veces desconectan, sobre todo si tienen niños en casa", dice esta joven jefa.

Para Hugo Figueiredo, director del máster en Prevención de Riesgos Laborales de la Universidad Internacional de Valencia, esta es una consecuencia más de la llamada" tecnofatiga", por la que el trabajador alcanza un estado de agotamiento mental que no experimenta en la oficina. "Al final, usamos la misma tecnología para trabajar, para hacer las reuniones, para socializar y para el momento de ocio personal", enumera el experto. Teniendo en cuenta que los dos primeros usos son obligatorios, el usuario tiende a supeditar los sociales dejando de lado lo que para Figueiredo es un plano "importantísimo".

No hay comentarios:

Publicar un comentario