martes, 30 de junio de 2020

CCOO propone reanudar la negociación del 18º Convenio Colectivo estatal de TIC

Desde CCOO-SERVICIOS hemos planteado a la AEC reanudar la negociación del 18º Convenio Colectivo Estatal. 
Somos conscientes de que tras la crisis del COVID-19 existe una nueva situación, realidad. Esta se debe reflejar en el marco laboral de las TIC. Han cambiado las prioridades laborables y sociales. 



Para CCOO-SERVICIOS se debería actualizar el convenio colectivo lo más pronto posible adaptándolo a la nueva realidad. Por ello propondremos una negociación corta, rápida, ágil, para que sea efectiva la nueva regularización lo más pronto posible.

La nueva situación laboral derivada del COVID-19 debe quedar reflejada lo antes posible en nuestra norma laboral sectorial.

Por ello, desde CCOO-SERVICIOS hemos solicitado una reunión de las partes presentes en la mesa de negociación del convenio colectivo para reactivar la negociación que quedó suspendida por la crisis del COVID-19.

Os iremos informando puntualmente sobre la evolución en la negociación y nuestros planteamientos más concretos. 

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lunes, 22 de junio de 2020

1º Congreso de la Confederación Sindical de CCOO 1978


En el enlace anterior puedes acceder al decimotercero flash (vídeo) de la serie de "Flashes sobre historia", impulsado desde la Secretaría de Formación Sindical y Cultura del Trabajo. En el propio enlace de Youtube podrás encontrar más información y documentación sobre el hecho que difundimos.
En nuestro afán por mantener viva la memoria histórica, también del movimiento obrero, queremos recordar a las nuevas generaciones que conocer y preservar la memoria de la clase obrera es fundamental para defender las conquistas tantas veces puestas en cuestión. En este desde la Secretaría de Formación y Cultura del Trabajo hemos realizado un Flash sobre 1º Congreso de la Confederación Sindical de CCOO 1978.

miércoles, 10 de junio de 2020

CCOO GANA LAS ELECCIONES SINDICALES POR SÉPTIMA VEZ CONSECUTIVA

CCOO ha vuelto a recibir el respaldo mayoritario de las trabajadoras y trabajadores en las elecciones sindicales, revalidando su condición de primer sindicato en nuestro país, al obtener 97.000 delegados y delegadas, 9.500 más que la segunda organización sindical.




CCOO, además, ha demostrado en el actual contexto de crisis sanitaria que la acción del sindicato como instrumento de protección, actuación y negociación es esencial para salvaguardar el empleo y los derechos de la clase trabajadora. El gran número de consultas atendidas por CCOO en relación con la COVID-19 y los ERTE (tanto de personas afiliadas como no afiliadas), su intervención, denuncia y negociación con empresarios y Gobierno así lo avalan.
A raíz del estado de alarma, desde CCOO centramos nuestros esfuerzos en organizar un dispositivo de atención en el que han participado aproximadamente 1.700 sindicalistas y 280 abogados, que han atendido en los 15 primeros días de la pandemia más de 150.000 llamadas y 35.000 correos electrónicos en el conjunto del Estado, además de consultas por WhatsApp y por redes sociales.

CCOO acaba de iniciar una campaña de afiliación bajo el lema ‘Actuar es esencial. Pase lo que paseCCOO’ (‘https://actuaresesencial.ccoo.es/’), en la que también se pone de manifiesto la importancia de defenderse, informarse y protegerse con el apoyo del sindicato ante la crisis económica y laboral tras los efectos de la pandemia.
  • CCOO es el primer sindicato en España, con la mayor representatividad, desde los años 90. 
  • La diferencia en número de delegadas y delegados en relación al segundo sindicato es de 9.500.
Del total de 273.955 delegados, CC.OO. alcanzó 97.086 y UGT 87.663. Entre ambos suman el 67,43% de los delegados. A mucha distancia están USO, con 11.557 delegados (4,2%), CSIF con 10.605 (3,9%) y CGT con 5.557 (2%). Otros sindicatos profesionales y locales se han repartido 61.487 delegados.

Por comunidades autónomas, CCOO es el primer sindicato en Andalucía, Asturias, Castilla y León, Castilla-La Mancha, Cataluña, Islas Canarias, Comunidad de Madrid, Murcia y Comunidad Valenciana, que representan el 79% de la población activa.

miércoles, 3 de junio de 2020

Finlandia, la renta básica y el ingreso mínimo vital

Lo primero que deberíamos aprender de nuestros vecinos finlandeses es a usar la evidencia, y no el prejuicio, para definir nuestras políticas públicas


En medio de la pandemia, esta semana Finlandia ha hecho públicos los resultados finales del experimento que llevó a cabo entre 2017 y 2018 sobre la implementación de la Renta Básica Universal. Un experimento que sorprendió a todos los interesados en el tema por su tamaño, su vocación de extraer conclusiones específicas y su carácter de oficial: se hacía, efectivamente, con fondos públicos y con el objetivo de extraer lecciones para la política social finlandesa, en un período de profunda transformación de la misma.

El experimento, llevado a cabo durante dos años, consistía con seleccionar aleatoriamente a 2000 personas desempleadas, ofrecerles una renta incondicional de 580 euros durante dos años, y comparar la evolución del grupo respecto de otras 173.000 personas que conformaban lo que en términos de estos experimentos se denomina “grupo de control”. Dos años más tarde, se inició el análisis intentando identificar qué efectos había tenido dicha renta en el bienestar de las personas y en su probabilidad de encontrar un empleo. La renta se percibía, durante ese tiempo, con independencia de la conducta de las personas: tanto si el desempleado encontraba empleo como si no, tanto si se la gastaba en casas de apuestas como si invertía en su formación.

La respuesta a la que se quería responder era averiguar si la renta básica era un mejor sistema para activar a las personas a encontrar un empleo. Si así fuera, Finlandia podría seguir investigando sobre la posibilidad de sustituir sus programas sociales actuales. De no ser así, se buscarían nuevas alternativas.

Tres años más tarde del inicio del experimento, hemos conocido sus resultados definitivos. La población sometida a la Renta Básica mejoró en mucho su bienestar social y psicológico y su disposición a trabajar no se vio afectada. El experimento finlandés confirma así algunos de los resultados ya ofrecidos por otros experimentos de carácter más limitado y alcance más local: si atendemos a los experimentos realizados, la renta básica universal, al contrario de lo que no se cansan de repetir sus detractores inmunes a la evidencia,  no desincentivaría el trabajo. 

Una conclusión interesante para sus defensores pero insuficiente para las autoridades finlandesas. El gobierno de Finlandia no quería probar si la renta desincentiva el empleo, sino si su percepción mejoraba las perspectivas de acceder al mismo, en comparación con la gente que no la percibía. En otras palabras: no quería medir su impacto en el bienestar -o no sólo- sino, sobre todo, su eficacia como política de empleo. Y aunque el estudio ha mostrado que la gente que recibía la renta ha trabajado, en promedio, más que aquellos que no la percibieron, la diferencia no es lo suficientemente grande como para justificar el enorme coste de su implementación. Por esto, y no por otra cosa, se habla de “fracaso” en el experimento finlandés.

Desde luego, se puede argumentar, como lo hace el propio informe, que los cambios legislativos en las políticas activas de empleo en Finlandia, acontecidos en 2018, han contaminado tanto el resultado que ha dejado el experimento, en ese ámbito, sin apenas validez. También se puede argumentar que si bien los resultados globales no son todo lo significativos que cabría esperar, sí lo son para sectores específicos de la población. Pero segmentar la población para acceder a una renta básica universal es contradictorio: si es universal, no se segmenta, y si se segmenta, deja de ser universal.

Finalmente, todo parece indicar que el mecanismo preferido por el gobierno finlandés será la implementación de un impuesto negativo sobre la renta, mucho más barato y que afectará únicamente a aquellos que estén trabajando.

La repercusión en medios del experimento finlandés no se ha hecho esperar. Se ha hablado de fracaso del experimento, intentando extrapolar una lectura retorcida de sus conclusiones al caso de la futura renta mínima en España. Craso error que sólo se explica con un profundo desconocimiento de la materia combinado con un fuerte sesgo ideológico y partidista. Los experimentos sólo fracasan cuando no ofrecen conclusiones, y este experimento las ha ofrecido: la renta básica aumentó el bienestar de sus perceptores sin desincentivar su acceso al empleo.

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