miércoles, 25 de marzo de 2020

La hora de la verdad para el nuevo capitalismo

La pandemia obliga a las corporaciones a demostrar su compromiso con la sociedad más allá de los accionistas

Intente olvidarse del coronavirus y volver la vista atrás. Al 24 de junio de 2019. Ese día, The New York Times publicó una carta firmada por multimillonarios como George Soros, Chris Hughes (uno de los fundadores de Facebook) y otros muchos solicitando un impuesto (moderado) a la riqueza. Larry Fink, el director de Black­Rock y teóricamente el hombre más poderoso del mercado, lleva dos años hablando de que las corporaciones deben pensar no solo en los accionistas, sino en “los empleados, los clientes y las comunidades donde operan”. Miles de compañías, también las españolas, han estado desde entonces repitiendo que conseguir valor para el accionista no es su único objetivo. Pues bien, ha llegado la hora de la verdad. ¿Será la respuesta a esta crisis distinta a la de 2008? ¿Se acordarán las empresas, dentro de su margen de actuación, de esos “grupos de interés”?

Desde luego, en los accionistas sí han pensado. Este mes, con la alarma sanitaria encima, las compañías cotizadas han seguido pagando dividendos y han acelerado la compra de acciones para autocartera aprovechando el desplome bursátil con un doble objetivo: conseguir importantes descuentos sobre sus propios títulos para, cuando se recupere el mercado, poder colocarlos a precios mayores y obtener plusvalías, y, en segundo lugar, evitar que los accionistas se vean tan perjudicados por el desplome, aunque esto último sea algo prácticamente imposible dadas las circunstancias. La excepción la puso Inditex el miércoles, cuando decidió por primera vez en su historia que congelaría ese pago hasta que la situación se empiece a normalizar.

Del lado del empleo, la reacción también ha sido inmediata. Aunque el dato exacto no se conocerá hasta que se publiquen las cifras de marzo, muchas empresas han empezado a rescindir contratos temporales. Una minoría, la que no puede facilitar el teletrabajo a sus empleados y tiene que parar la actividad, ha optado por mandar de vacaciones a su plantilla, pero esto no ha sido en absoluto la norma. Sólo las medidas anunciadas por el Gobierno el martes han ayudado a contener una segura sangría de ERE incentivando mecanismos de flexibilidad, como los ERTE, que evitan los despidos. Cuando se publiquen estas líneas se habrán contabilizado decenas de miles de solicitudes de suspensión de empleo temporales en todo el territorio. La consigna ha sido recortar gasto fijo de forma inmediata, aun cuando las previsiones hablaban de que el parón de actividad iba a ser de solo dos semanas.

En esta debacle sanitaria y social, los planes estratégicos de las compañías también han ido cambiando sobre la marcha. Lo tercero que ha sucedido es una ola de profit warning (advertencia de recortes de las previsiones) que ha recorrido las Bolsas. Apple, Microsoft, Danone, Mastercad, Barclays, BMW… Las empresas de restauración sufren como nunca. El grupo francés Sodexo, uno de los más grandes del mundo, advirtió el martes que el virus puede costarle 2.000 millones en ventas y dejó en el aire sus pronósticos para este año. También las textiles. El propietario de Primark, Associated British Foods, augura una gigantesca caída de ventas tras haber cerrado el 20% de su espacio comercial (todas las tiendas en Italia, Francia, España y otros países), según The Guardian. Los anuncios se han sucedido en España. Caixabank, Inditex, Meliá, Merlin Properties, Amper, Adolfo Domínguez… La lista es tan larga como las colas en los supermercados, y los problemas descritos, parecidos. Lo que difiere de unas y otras compañías es el optimismo.


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miércoles, 11 de marzo de 2020

Qué pasaría si España cambiara su sanidad pública por pólizas privadas de 14,90€ al mes

El mercado de la sanidad privada se ha vuelto cada vez más competitivo. Varias aseguradoras ofrecen pólizas 'low cost' por 20€ o menos, pero... ¿podrían sobrevivir sin la sanidad pública?


Lo anuncian en la radio, así que debe ser verdad: "¡Seguro de salud por 14,90 euros al mes sin copago!".

¿Eso significa que podríamos estar todos cubiertos por apenas 179 euros al año en lugar de los 2.947 euros per cápita de gasto sanitario que tenemos actualmente en España? Es claramente una revolución la que nos traen las ondas hertzianas.

La citada póliza es Vivaz Esencial, ofrecida por la división de seguros de salud de Línea Directa, pero no es la única que ha tirado los precios en los últimos tiempos. En un mercado cada vez más competitivo, es posible encontrar alternativas por debajo de los 20 euros mensuales de sus principales competidores: Adeslas Básico, Sanitas Básico, Asisa Momento o Mapfre Elección.

Son, obviamente, seguros de salud 'low cost', pero... ¿qué implica esto? Durante la presentación de Vivaz hace un par de años, su director general, David Pérez Renovales, ya apuntaba por dónde iban los tiros: "Creemos que este producto es un complemento ideal para las personas que suelen recurrir a la sanidad pública, pero que quieren evitar las listas de espera".

El primer condicionante, por tanto, es que exista una sanidad pública que respalde el seguro en cuestión, pero en el caso de que todos los ciudadanos españoles decidiésemos optar por un seguro 'low cost', encontraríamos otros escollos.

El primero son las llamadas enfermedades preexistentes, es decir, todas aquellas lesiones que estaban presentes antes de formalizar la póliza. Esto incluye no solo enfermedades crónicas como la diabetes o la hipertensión sino también anomalías congénitas o situaciones como un embarazo. Este factor puede ocasionar el rechazo por parte de la aseguradora o, si tienen suerte, la aceptación pero en una póliza sin 'low cost'.

Teniendo en cuenta que el 9% de los adultos padece diabetes —en España, el número estaría alrededor de los cuatro millones de personas— o que el 42% de la población padece hipertensión arterial, el número total de personas que estarían cubiertas si todos cambiásemos la sanidad pública por una de estas pólizas privadas se limitaría a, como indican en este comparador de seguros médicos, "un supuesto ideal de una persona joven que tenga perfecta salud, con varios asegurados más de su familia y que no acuda nunca al médico".

Incluso si fuéramos aceptados en el club, el siguiente factor limitante es la cantidad de cosas que uno de estos seguros 'económicos' no cubre. Por ejemplo, los gastos de un desplazamiento para recibir asistencia, es decir, una ambulancia. O una contingencia causada durante la actividad laboral. O una lesión provocada durante la práctica de un deporte de riesgo o una actividad manifiestamente peligrosa, ya sea rugby, escalada o submarinismo. O un accidente derivado de utilizar un vehículo a motor. O una interrupción voluntaria del embarazo. O una hospitalización por enfermedad de larga duración por cuidados paliativos, entre otros muchos supuestos.


Pero, sin duda, lo que marca la diferencia en toda esta comparación son dos factores: la hospitalización y el coste de los productos farmacéuticos. Lo que ha permitido a estas nuevas pólizas bajar los precios a lo loco —el gasto medio de un seguro de salud privado en España es de unos 800 euros, el de estas pólizas 'low cost' está entre 178 y 282 euros— es, principalmente, no incluir los gastos de hospitalización, las intervenciones quirúrgicas o los procedimientos diagnósticos complejos.

"Muchas veces he recibido pacientes que han ingresado en la privada y a las 48 horas se les acababa la cobertura y se han tenido que ir a la pública", contaba a este periódico hace unos meses Marciano Sánchez Bayle, de la Plataforma en Defensa de la Sanidad Pública. En el caso de este tipo de seguros, no inducen ni siquiera a error y lo dejan claro: ni hay ambulancia ni hay hospitalización. Ni en urgencias.

Medicamentos no tan 'low cost'
Por mucho que uno pague solo 14,90 euros mensuales por su sanidad, este módico precio es susceptible de escalar tremendamente en cuanto uno padezca alguna enfermedad crónica, ya sea diabetes, colesterol o una simple recurrencia de afecciones estomacales. En definitiva, si se ve obligado a administrarse cualquiera de los fármacos incluidos en el Real Decreto 1348/2003, por el cual la insulina que sin receta costaría 46,97 euros por caja debe ser administrada a un precio de 4,24 euros.

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